El impacto de un pacto.

Estamos cada día más cerca de abrir el melón de las elecciones del 2015 y, en los partidos tradicionales, el panorama resulta pintoresco:

partido pp– El PP está acorralado por los escándalos de corrupción y su táctica de «ameba autista» no parece dar resultados ni convencer a un electorado que, anonadado, contempla el rosario de imputaciones que se suceden día sí, día también. Indignante.

partido psoe– El PSOE, por su parte, inmerso en una guerra cainita de consecuencias aún por determinar, se desangra por las costuras y sólo las (dudosas) encuestas en Andalucía le prometen resultados que no invocan a un honorable «seppuku» ritual. Patético.

partido iuIU, en cambio, resulta perfectamente reconocible navegando el proceloso mar de su crisis interminable. Últimamente, sin embargo, han logrado rizar el rizo del tirabuzón y en lugar de una alternativa, semejan un desfile de «walking deads» alucinados. Una lástima.
partido upyd

UPyD no parece tener votantes. Yo no tengo comentarios.
L
L
partido voxL

VOX… …vox, vox, vox…

Ok. Y ahora los partidos políticos de nuevo cuño: es decir, Ciudadanos y Podemos.

partido ciudadanosCiudadanos ha irrumpido recientemente con un brío que pocos se atrevían a augurar y, pese a que dicen promover una nueva forma de hacer política, su reciente presentación de las medidas económicas que propugnan, hacen temer que se trate de una «marca blanca» del Partido Popular y más cuando recientemente, han expresado su disposición a pactar con PP y PSOE si fuera necesario, lo que deja sus promesas de renovación de la escena política en estado comatoso.

partido podemosPodemos. ¡Ay, Podemos! Tras sus recientes rifirrafes con la fanfarria mediática y ya terminado su proceso de vertebración territorial, precisa urgentemente de una estrategia seria, creíble y formal de comunicación, alejada de victimismos y centrada en lo «palpable»: como diría el Maestro Julio Anguita «programa, programa, programa». Nadie niega la lucidez de su diagnostico de la situación pero todos desean (necesitan) conocer qué terapia nos ofrecen, con cifras y no con poemas de épica nostálgica, para saber si el voto de confianza que demandan a los ciudadanos tiene atisbos de resultar útil.

Por último, quiero hacer referencia a las Plataformas Ciudadanas que han brotado por doquier en nuestra geografía.

Todas ellas me merecen un inmenso y agradecido respeto. Ojalá sus ansias de una gestión municipal decente y honrada sea el catalizador de una nueva forma de hacer política.

urnasAsí las cosas, y siendo reo de mis filias zurdas, creo que es ineludible y urgente una unión de fuerzas en pro de una renovación profunda de las instituciones. Los distintos egos no han de ser óbice para iniciar (y concluir) negociaciones y pactos, sin ambages ni timideces. Podemos ha de comprender que su indefinición no le va a atraer votos de la derecha (puesto que ya tiene su alternativa en Ciudadanos) y sí le puede restar apoyos en la margen izquierda del espectro político. El éxito de semejante estrategia —si se teje con sensatez— podría dar un vuelco determinante en los resultados electorales.

El año se presenta apasionante y Uds. que lo disfruten.