La hazaña irrelevante (Philae’s tale).

La humanidad es asombrosa por la magnitud de sus logros y la crueldad de sus indiferencias.

Recientemente nos han informado del éxito obtenido por la sonda Philae que, lanzada desde la nave Rosetta, ha aterrizado en el cometa «67P/Churyumov-Geramisenko» distante la nada despreciable cantidad de unos 500 millones de kilómetros de nuestro triste y desalentado planeta.RosettaNos dicen que Philae medirá el campo magnético del cometa e investigará si contiene moléculas complejas que pudieran darnos pistas sobre la posible Exogénesis que, tal vez, fuera la causa de la aparición de la vida en la Tierra.

Esta indudable hazaña de la ciencia causa estupor por su complejidad, pero me resulta obsceno que una sociedad supuestamente sana como es la Europea, derive tantos recursos en alardes tecnológicos, mientras en sus calles algunos ciudadanos se ven obligados a buscar en la basura de otros su sustento alimenticio.

En éste continente de sociedades antiguas y que pretende ser el faro de una (supuesta) Justicia Social que los demás deberían emular, arrastramos problemas tan sangrantes como la Trata de Seres Humanos para la prostitución, el Desamparo de sectores cada vez más amplios de la población privados de ingresos, la Desnutrición Infantil que acecha a la puerta de los colegios o la asquerosa avidez de riquezas de nuestras élites políticas y empresariales, pero desviamos recursos ingentes en sondas espaciales en lugar de dotar de medios suficientes a la Justicia para desterrar el bochorno de la criminal desigualdad que el sistema imperante en Europa cobija y parece fomentar, encastillado en una superioridad moral que repugna.

Mientras en Bruselas nuestros próceres pactan en secreto el TTIP que aupará por encima de las legislaciones nacionales a los intereses de las multinacionales, mientras dilapidan a manos llenas el dinero que nos reclaman en impuestos y que financian sus viajes, sus planes de pensiones y su vergonzoso tren de vida, el ciudadano a título particular asume la tarea de financiar con sus aportaciones a las ONG’s que alimentan y cuidan de los olvidados por el sistema.

Admito que el éxito de Philae es asombroso, pero más me enorgullecería que Europa diera de comer a sus hambrientos.